La Cruz del Pueblo y la Promesa Incumplida
Por Diego Torres
Santo Domingo RD..La desgracia del ser humano muchas veces se parece a una traición, como aquella que sufrió Jesús. Él tenía 12 amigos, pero cuando llegó la hora de enfrentar el dolor, terminó cargando su cruz él solo. Fue traicionado, abandonado, pero aun así siguió fiel a su propósito, entregándose por los demás.
Hoy, en la República Dominicana, muchos sentimos que estamos viviendo una traición parecida, pero al revés. El presidente Luis Abinader llegó al poder prometiendo un cambio. Prometió una nueva forma de gobernar, una transformación para el bien del pueblo. Pero al parecer, terminó ayudándose a sí mismo, y no cargando la cruz del compromiso que asumió.
Aquellos que lo llevaron al poder —los que confiaron, votaron y creyeron en él— hoy están gritando en las calles, clamando por algo tan básico como un plato de comida. La desesperación se escucha, pero no se responde. El hambre, el desempleo y la desigualdad siguen ahí, mientras el "cambio" prometido parece haber cambiado de dirección.
Jesús, aun traicionado por Judas, no dejó de cumplir con su misión. Luis Abinader, en cambio, parece haber olvidado a los suyos, a quienes le dieron el poder con la esperanza de ver una República Dominicana más justa.
No se trata de religión. Se trata de lealtad, de compromiso, de humanidad. Y cuando un líder se olvida del pueblo que lo eligió, esa es la traición más grande de todas.