Ser dominicano en EE.UU. es vivir bajo terror: esposados, golpeados y callados

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Dominicanos en EE.UU. viven un infierno migratorio: deportaciones, maltratos y silencio obligado

 

Estados Unidos. – Lo que en algún momento fue considerado “el sueño americano”, para muchos dominicanos hoy se ha convertido en una amarga pesadilla. Según informaciones recibidas por este medio a través de amigos y allegados en territorio estadounidense, la situación migratoria se ha vuelto insostenible, tanto para los que carecen de documentos como para aquellos que, aun siendo legales, enfrentan constantes humillaciones y maltratos.

Desde que Donald Trump volvió a ocupar la presidencia de los Estados Unidos, las políticas migratorias se han endurecido de forma alarmante. Ciudadanos dominicanos, junto a otros migrantes latinoamericanos, aseguran estar siendo tratados como criminales: son esposados, golpeados y subidos en aviones hacia la República Dominicana sin el debido proceso, solo por faltas menores o por su estatus migratorio irregular.


“Hemos recibido testimonios desgarradores de dominicanos que fueron maltratados, esposados y deportados como si fueran delincuentes peligrosos, sin derecho a defenderse ni despedirse de sus familias”, denuncia un líder comunitario residente en Nueva York, que pidió mantenerse en el anonimato.


Lo más alarmante es que incluso quienes tienen documentos legales están enfrentando un ambiente hostil. Muchos prefieren guardar silencio, ya sea por temor a represalias o por no perder los beneficios que reciben, como pensiones o ayudas estatales. “El que dice algo, se queda sin nada”, aseguran.


Quienes han vivido décadas en los Estados Unidos y han trabajado arduamente para levantar sus hogares, hoy sienten que el país que los acogió los ha dado la espalda. “Es un infierno vivir aquí si eres latino y pobre. Nos utilizan para trabajar y después nos desechan”, expresó una dominicana desde Nueva Jersey.


Mientras tanto, en República Dominicana, miles sueñan con emigrar pensando que encontrarán una vida mejor. No obstante, al llegar se enfrentan a una realidad cruda: discriminación, miedo constante, abusos de poder y un sistema judicial severo, donde un simple error puede significar años tras las rejas.


En su país natal, un dominicano puede construir su casa, sembrar una mata de plátano y sentir que tiene algo propio. En Estados Unidos, a pesar de años de sacrificios, muchos mueren sin haber adquirido una propiedad, alquilando toda la vida y viviendo bajo presión.


El sueño americano, para muchos dominicanos, ha dejado de ser un sueño y se ha convertido en una amarga realidad. Una ilusión que consume el alma y destruye la esperanza.

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