Soldados de la Armada iraní en una lancha rápida armada en el Golfo Pérsico, cerca del estrecho de Ormuz. 30 de abril de 2019.
La escalada del conflicto entre Israel e Irán, tras la agresión del pasado 12 de junio de Estado hebreo contra Teherán, ha sembrado un buen puñado de incertidumbres acerca de cuáles serán las consecuencias a nivel regional y global.
En medio de las amenazas recíprocas de los dos Gobiernos, que advierten del recrudecimiento de los ataques y del empleo de armas cada vez más destructivas y sofisticadas, se cuela otra preocupación que puede tener efectos a escala mundial.
Como ya hizo repetidamente en los últimos años, Irán amenaza con utilizar un arma secreta: el bloqueo del estrecho de Ormuz, uno de los canales marítimos más importantes del globo, debido a que por él pasa un importantísimo volumen de petróleo y gas que abastece a enormes regiones del planeta.
Un punto clave de la economía global
El estrecho de Ormuz conecta el golfo Pérsico con el golfo de Omán. Por él transitan buques petroleros y gasísticos de Arabia Saudita, Baréin, Catar, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Irak, Irán y Kuwait. Desde allí llevan sus productos a través del Océano Índico a países como India o China.
De su importancia dan buena cuenta los números:
- Por él pasaron en 2022 una media de 21 millones de barriles de petróleos diarios, el 21 % del consumo mundial.
- En 2022 y el primer semestre de 2023, transitaron por esa ruta más de una cuarta parte del total mundial de petróleo comercializado por vía marítima.
- Alrededor de una quinta parte del comercio mundial de gas natural licuado también utilizó el estrecho.