Por: Armando Olivero/Analista Legal
RD. La reciente sentencia del Tribunal Constitucional (TC) que despenaliza las relaciones homosexuales dentro de las instituciones castrenses y policiales en la República Dominicana plantea un desafío profundo a la cosmovisión cristiana tradicional que ha moldeado históricamente la moral y las estructuras de la sociedad dominicana.
Desde una perspectiva bíblica y teológica, esta decisión no solo se analiza bajo la lupa de la jurisprudencia, sino en función de la autoridad de las Escrituras como fundamento del orden social y personal.
I. La Naturaleza Divina de la Ley y el Orden
El pensamiento cristiano concibe que todo orden legítimo, incluida la disciplina y la cohesión de las instituciones estatales, halla su fuente en el carácter inmutable de Dios. La Biblia establece un marco moral que define lo que es bueno y justo para la humanidad y la sociedad.
Fundamento Básico: La teología afirma que el diseño original de Dios para la sexualidad y el matrimonio (Génesis 1:27; 2:24) es la unión exclusiva y complementaria entre un hombre y una mujer. Las Escrituras (por ejemplo, Romanos 1:26-27; 1 Corintios 6:9-10) consistentemente identifican los actos homosexuales como pecado o una desviación de este orden natural y divino. Patricia Santana, defensora de la ley del TC
Autoridad vs. Reglamentos: Desde esta óptica, los reglamentos disciplinarios que históricamente prohibían tales conductas en los cuerpos de seguridad no eran meros actos de «prejuicio» o imposición cultural, sino un reflejo del orden moral objetivo que la tradición cristiana considera esencial para la estabilidad. Al despenalizar la conducta, la sentencia del TC coloca la jurisprudencia humana por encima de lo que se percibe como la Ley Divina.
II. El Cuerpo de Seguridad como Símbolo de Orden y Cohesión
La Policía Nacional y las Fuerzas Armadas son consideradas, teológicamente, agencias del poder civil establecidas por Dios para el bien común (Romanos 13:1-7). Su misión es la preservación del orden, la justicia y la paz.
Disciplina Espiritual y Social: La disciplina en estos cuerpos no es solo una cuestión de operatividad, sino de integridad moral. La perspectiva cristiana sostiene que las conductas que contravienen el orden moral afectan la integridad personal y, por extensión, la cohesión del grupo. Si la «moral y la convivencia» se ven comprometidas por lo que las Escrituras definen como pecado, la capacidad de la institución para cumplir su misión de «preservar la estabilidad del Estado» se debilita.
Voluntad y Sacrificio: La decisión voluntaria de enlistarse se interpreta como la aceptación de un llamado que exige un nivel de sacrificio personal superior. La disciplina cristiana enseña que el individuo debe subordinar sus deseos personales a un bien mayor y a una obediencia superior. Al introducir la «lógica woke» o «reivindicaciones ideológicas» —términos que desde esta perspectiva aluden a ideologías que rechazan la autoridad bíblica—, se teme que se fracture el pacto de obediencia que define el servicio castrense.
III. La Advertencia del Desorden y la Supremacía de la Verdad
Desde una lectura teológica, la preocupación expresada en el texto sobre la «reingeniería cultural» y la «deconstrucción de la sociedad dominicana» se vincula con un principio bíblico de consecuencias y advertencia.
El Principio de la Cosecha: Las Escrituras enseñan que las naciones que se apartan de los principios de justicia divina cosechan desorden y decadencia moral (Gálatas 6:7). El temor no es meramente a un cambio legal, sino a la pérdida de la brújula moral que guía a la nación.
La Pendiente Resbaladiza: La preocupación sobre el matrimonio igualitario no es un salto arbitrario, sino la anticipación de la «pendiente resbaladiza» de la ley. Una vez que el TC establece que la orientación sexual no puede ser regulada por razones de disciplina o moral en un ámbito esencialmente conservador, se crea un precedente legal y filosófico que puede debilitar la justificación constitucional de la reserva matrimonial entre hombre y mujer. En el contexto de la Verdad Absoluta (la Palabra de Dios), la flexibilidad jurisprudencial es vista como un riesgo que compromete la estabilidad jurídica del orden civilizatorio.
En conclusión, la sentencia es vista como una intrusión de la agenda progresista secular en una esfera de la vida nacional que, para la teología cristiana, debe regirse por estándares morales absolutos. La preocupación final es que, al sucumbir a las «presiones externas» e «imposiciones culturales», el Estado Dominicano, a través de su poder judicial, socave los fundamentos morales sobre los que históricamente se ha erigido su propia estabilidad y seguridad.
