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Durante su intervención, el cantante de BARAK expresó que, aunque los premios en juego dentro del reality son atractivos y valiosos, el mayor galardón que cada participante debe anhelar es: “Tener a Dios en sus corazones”. Además, invitó a todos a declarar con fe que son hijos de Dios, recordándoles que los sacrificios valen la pena cuando se entiende que Jesús siempre es el mejor premio.
El momento se tornó aún más emotivo cuando BARAK recordó la tragedia del desplome de Jet Set, de la cual hoy se cumplen cinco meses, elevando una oración de fortaleza y consuelo para todos los afectados.
La visita también contó con la participación del exponente urbano El Alfa “El Jefe”, quien sorprendió a todos al compartir un mensaje cargado de espiritualidad:
“Todos somos hijos de Dios y Dios nos ama a todos; la única diferencia es que unos buscan más a Dios que otros. Dios no está buscando gente fuerte, sino gente de buen corazón”.
Actualmente, El Alfa se prepara para lo que será su última gira en la música, siendo ya reconocido como la Leyenda del Dembow.
En medio de la transmisión, BARAK invitó a los participantes y a toda la audiencia a hacer suyo el tema “Todo va a estar bien”, como un himno de fe y esperanza. Con lágrimas en los ojos, cientos de miles de personas unieron sus voces, reafirmando que, a pesar de cualquier problema, Dios tiene el control y su fidelidad permanece.
El grupo también resaltó una poderosa verdad: “Hay gente exitosa, pero lo más exitoso es tener a Cristo en nuestros corazones”.
La transmisión en vivo alcanzó cifras históricas, convirtiéndose en lo que muchos han catalogado como “la transmisión de salvación más grande de todos los tiempos”, donde miles de almas decidieron entregar su vida a Dios.
Como cierre, BARAK interpretó “Tu Fidelidad”, exhortando a los participantes a que el éxito y la fama que puedan alcanzar jamás cambien su corazón. Reafirmaron que el verdadero premio de esta experiencia es llevarse a Dios en sus corazones.
El propio Santiago Matías (Alofoke), visiblemente conmovido, abrió su corazón y despidió el encuentro con palabras sinceras desde lo más profundo de su ser, marcando un antes y un después en la historia de La Casa de Alofoke.
¡Dios bendiga a cada lector!
