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Leída por Fidel Castro el 3 de octubre de 1965 en La Habana
“Cuba:
Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución Cubana en su territorio, y me despido de ti, de tus dirigentes, de tu pueblo.
Hago formal renuncia de mis cargos en la dirección del Partido, de mi puesto de ministro, de mi grado de comandante, de mi condición de cubano.
Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos.
Al dejarles mi carta de despedida, lo hago con una mezcla de alegría y dolor. Me alejo para luchar en otras tierras del mundo, donde pueda ser más útil, porque lo que dejé en Cuba lo dejo con el corazón lleno de fe en la Revolución.
El pueblo cubano me respalda, y eso es lo más hermoso que me llevo.
En otros lugares del mundo, llevaré la fe que ustedes me inculcaron, el espíritu revolucionario, la certeza de que no se puede ser indiferente ante la injusticia.
Siempre pensé que el deber de todo revolucionario es hacer la revolución.
No dejo hijos ni viudas, porque mi familia es el pueblo.
Y si me toca caer en la lucha, será con la frente alta, y con el deber cumplido hasta el final.
Hasta la victoria siempre.
¡Patria o muerte!"
Este mensaje marcó el cierre de la etapa del Che en Cuba y el inicio de su lucha internacionalista, primero en el Congo y luego en Bolivia, donde fue capturado y asesinado en 1967.
